Diagnóstico
Los síntomas de la LMC con frecuencia pueden ser difusos y no específicos, pero pueden incluir:
- Fatiga
- Pérdida de peso
- Sudoraciones nocturnas
- Fiebre
- Dolor o sensación de llenura por debajo de las costillas
Sin embargo, la mayoría de los pacientes con LMC no muestran síntomas cuando reciben el diagnóstico, y a menudo se detecta la enfermedad cuando el médico ordena un análisis de sangre debido a problemas de salud no relacionados con la enfermedad o durante un chequeo de rutina.
Para confirmar el diagnóstico, los médicos pueden ordenar varias pruebas. Entre estas pruebas están muestras de sangre o de la médula ósea, pruebas de conteo sanguíneo completo (CBC, en inglés), tomografías por resonancia magnética, ultrasonidos y pruebas genéticas como la prueba del PCR en tiempo real.
Las pruebas diagnósticas también son clave para determinar la etapa en la que se encuentra la enfermedad:
- Crónica : la fase más temprana de la LMC y en la que la mayoría de los pacientes son diagnosticados como producto de la aparición de síntomas relativamente leves, en particular la fatiga.
- Acelerada : esta etapa es más agresiva y los síntomas son mucho más notorios; generalmente, los pacientes que no logran controlar su enfermedad o que no responden al tratamiento en etapa crónica, progresan a esta etapa.
- Blástica : es la fase más agresiva, y se caracteriza por la presencia de más de 20% de mieloblastos o linfoblastos. Los síntomas empiezan a parecerse a los de la leucemia mieloide aguda.